EL ADIÓS DE UN DEPORTISTA

Es difícil decir adiós a una carrera deportiva que tantas satisfacciones y gratificación les ha dado, pero todos saben que es temporal y que inevitablemente hay un final. Es normal verlos anunciando su retirada con gran emoción y lágrimas en los ojos, su lado más frágil, vulnerable y humano sustituye a la seguridad con las que se enfrentaban a sus rigurosos entrenamientos diarios, sus exigentes pruebas deportivas y a sus rivales. Muchos acaban convertidos en iconos en sus nuevas facetas y son reconocidos por la sociedad, pero otros entran en una vida donde no encuentran su sitio y caen en la ansiedad y depresión

Casi con seguridad es la parte más amarga de su carrera, que pasa de una vida colmada de atenciones, agendas repletas de eventos y entrevistas, con gran reconocimiento social y admiración y donde ha sido fácil que su autoconcepto y autoestima se haya vinculado al éxito deportivo, a una pérdida de todas estas gratificaciones que provienen de este entorno.

El deportista de alto nivel ha vivido en un mundo un tanto irreal, ya que no corresponde con la dinámica natural del resto de la sociedad. Algunos pasan su infancia y adolescencia dedicados a la práctica exhaustiva de su deporte, alojados en Centros de Alto Rendimiento, focalizados casi exclusivamente a los entrenamientos y centrados en la tecnificación, la actividad deportiva lo absorbe todo, y no parece haber espacio ni siquiera para preparar el futuro. La etapa de dedicación plena suele coincidir con la época de formación académica, que a menudo queda un poco de lado para centrarse en su rendimiento deportivo, éxitos y triunfos.

La nueva etapa que se inicia después de la retirada a menudo genera un duelo por lo que ha perdido, con todos los cambios emocionales que lleva asociado dicho proceso. Tenemos que ayudar al deportista a nivel psicológico y emocional, centrándonos en su futuro, en crear nuevas rutinas para que logre un nuevo ajuste social y psicológico, una nueva función social, nuevas actividades y relaciones, incluso nueva valoración emocional y afectiva.

La combinación de la carrera deportiva con el desarrollo del deportista como persona es una cuestión fundamental. Deberíamos concebir al deportista a nivel global, formarle durante su carrera deportiva no solo a nivel de rendimiento físico, sino asesorarle y orientarle en otros aspectos para que pueda enfrentarse a la retirada de la forma más positiva y adaptativa. Estar preparado para la vida post-competitiva, es tan solo cuestión de estrategia.

Por eso, deberíamos ver esta etapa no como un momento que empieza cuando termina la carrera, sino como un proceso que debe prepararse durante la etapa en activo para poder dotar a la persona de todas las habilidades, recursos y estrategias de afrontamiento ante esta nueva situación y así manejarla de la mejor manera. Siempre mejor prevenir que curar.

Silvia de Uña
@silvia_psicologa_deportiva


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