La denominación “síndrome de la amapola alta” se acuña a las personas con altas capacidades, aquéllas que destacan por encima de las demás por sus habilidades, cualidades o por haber alcanzado un gran éxito

Imagen de Steffen Gierok

Se trata de personalidades, talentos y valores únicos a los que, a menudo, la presión social empuja hacia el conformismo y a asumir un bajo perfil como norma para no exponerse a los demás y generar críticas ¿La razón? Simplemente para no salirse de los límites socialmente impuestos y que otras personas no se sientan molestas con sus virtudes. ¿Las consecuencias? El ostracismo, el miedo a destacar y a compartir sus logros y éxitos.

Es una de las tantas contradicciones del ser humano, un síndrome afectado por una sociedad en la que se espera que todos crezcan a la misma velocidad y altura, una sociedad en la que se refleja el rechazo por las personas que destacan, ya que su éxito provoca que las propias limitaciones se hagan más visibles.

Lamentablemente se trata de un síndrome también muy vinculado al “síndrome de la abeja reina”, un fenómeno vinculado a las mujeres que ocupan altos cargos dentro de Organizaciones y que prefieren rodearse de hombres ante la posibilidad de que el resto de mujeres destaquen y se conviertan en sus rivales. Es una "lógica" competitiva e individualista con la que se fomenta una insana rivalidad.

¡Basta ya de miserias!
Basta ya de cortar esas amapolas altas que destacan en un jardín homogéneo pero limitante. Por favor, un cambio de mentalidad para desafiar la mediocridad, para dejar a un lado este síndrome, con las inseguridades, rechazos y amenazas al talento que conlleva. ¡Es una renuncia al éxito mismo! Marquemos la diferencia con un brillo absolutamente deslumbrante. Cultivemos la generosidad, la admiración y las ganas de mejorar, pero no sobre los demás, sino respecto de nosotros mismos.

Paula Fernández-Ochoa
@Vivircorriendo
@paulafdezochoa
"Que a reír no te gane nadie"


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